octubre 28, 2008

¿quien diablos es Juan García?

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Juan García es mi abuelo.
Ël llegó de algún pueblo a la ciudad de México hace muchos años. Dicen ese pueblo está próximo a Toluca, pero realmente nadie sabe.
De hecho, no sabe cuántos años tiene porque nadie le tramitó acta de nacimiento y dícen que sí lo bautizaron, pero igualmente nadie sabe dónde.
Lo que él dice es que se llama Juan porque llegó muy niño a la Ciudad y que entonces la gente lo nombró como cualquier anónimo es "civilmente" nombrado: Juan. Y dice que el García es por lo mismo, porque necesitaba un apellido y el apellido más digno de un Juan es, tal vez, el García.
Y dice que llegó a vivir y trabajar como mozo al barrio de Coyoacán. Que era ayudante de un herrero y que con él aprendió el oficio. Hasta cuenta que él trabajaba con los patrones de la Casa Azul, con Frida y Diego, que les hizo algunos trabajos, que conoció al León Trostky y que ahí en el mismo barrio de Coyoacán conoció a una sirvienta, mi abuela Tomasa Argüelles. Mujer con la que se casó, luego de que ella fue abandonada con dos hijos. Entonces se casasron y tuvieron otros ¡ocho!
Luego, ya en los albores del Estado paternalista mexicano, trabajó en un taller de herrería muy importante que fue parte de las miles de empresas paraestatales. Y que le tocó hacer algunas obras monumentales y cardinales de la ciudad de México como fundir parte de la Diana Cazadora, hacer las protecciones de acero de los puentes del Circuito Interior o hacer las antorchas de las olimpiadas de 1968, es más, yo guardo un molde, escondido entre decenas de tesis y libros de Foucault que espero nadie descubra, menos mis tías que si llegan a saber, juro que reclaman esa antorcha.
Así las cosas. Juan García es mi abuelo, que vino de la nada y se está regresando a la nada. Lleva meses sin entrarle al oxígeno. Se está abandonando. Se ha abandonado.
No he hablado con él, porque soy un ojete y me duele mucho, pero creo que él simplemente espera... sabe que está dejando la vida y sereno simplemente espera cerrar los ojos y no volverlos a abrir.
Dios!!!!!!!
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Son las once de la noche. Mañana, tempranito, le llamo.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Yo creo que así era en los tiempos de nuestros abuelos pues mi abuela materna dice haber conocido a León Trostky cuando su madre -mi bisabuela- le limpiaba la casa, aunque igual era muy chica y apenas si se acuerda. Que sepas tanto de tu abuelo ya es ganancia, yo de los míos apenas sé sus nombres.

Son las 12 del día, ya le llamaste?

celiazonline dijo...

¿le llamaste al día siguiente?
Ojalá.
Yo le hablaré al mío.
Gracias.

Anónimo dijo...

ya pon algo más, no? jejejeje