septiembre 16, 2008

Para acercarnos a la intersubjetividad e interculturalidad

Texto posteado originalmente en http://posgradopueg.wordpress.com/ en octubre del 2007.

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En un mundo de ciudadanías complejas, ¿cómo trazar puentes interculturales e intersubjetivos que nos lleven de un ethos (entendido como modo de vida) a otro, de una cosmovisión a otra, y de las redes de significación de una cultura a otra, sin pisar ni romper los elementos no negociables de cada cultura, pero además, poniendo en común mutuos significados —ejerciendo el sentido primigenio de la comunicación, el poner en común algo?

Pensar la igualdad desde la diferencia quizás sea la primer clave. Se comenta desde la teoría queer que la base es la no base, que el sujeto queer se acepta así mismo e inicia la realización feliz de un proyecto de vida (autonomía) y que estructura su interacción sobre un basamento de incertidumbre, y que sobre ese basamento de no certezas es que se confirma a sí y cimienta sus proyectos. Pensar la igualdad desde la diferencia y más aún, trazar puentes comunicológicos para trabajar interculturalmente e intersubjetivamente, exigen retomar —como lo queer retoma la no certeza como cimiento de certezas— la diferencia como una condición homologada, es decir, partir del todos somos diferentes, como primer escenario de un comunicar, un poner en común mutuos significados.

Un segundo elemento, en la construcción de vehículos intersubjetivos e interculturales, es ver la comunicación no como un proceso llano de emisor/mensaje/receptor, sino como un hacer que tiene todo, menos objetividad. Un hacer donde el Yo pone sus demonios en diálogo con los demonios que nutren su otredad. La propuesta es ver la comunicación como una actividad ante todo subjetiva, donde se ejercita el diálogo: un acontecimiento que conecta dos acontecimientos, el hablar y el escuchar. Dice Ricoeur que el diálogo son dos conocimientos (logos) que se cruzan, acontecen, en un vaivén recíproco, un logos que sale al encuentro, a la promesa cumplida, de otro logos, otro conocimiento. Por lo tanto, valorar la diferencia con el respeto de salir al encuentro con otra subjetividad que también es un logos, un conocimiento y no solamente demonios opacando significaciones.

Y bueno, ¿no será que ésta es nuestra tarea: construir instrumentos económicos, políticos, sociológicos, comunicológicos, pedagógicos, etc., para pensar el mundo y trabajar con él, no desde lógicas infértiles y binarias: masculino/femenino, urbe/campo, blanco/negro, indígena/blanco, homo/hetero, etc. sino desde escenarios diversos y sujetos múltiples, transculturales, transfronterizos, vidas queer y ciudadanías complejas?

Bueno, los textos donde se pueden encontrar filones del argumento que aquí medio expongo son:

García Canclini, N. (2004) Diferentes, desiguales y desconectados, Gedisa, Barcelona.
Ricoeur, P. (1995) Teoría de la Interpretación, Siglo XXI, México

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